ESPERAR, por Crisel Rodríguez


Hace unos días recordaba cómo tomé la decisión de vivir la castidad. ¡Sí! Tomé la decisión de esperar. Es una elección hecha hace unos años y la cual considero una de las más trascendentales ya que mi alma, mete y corazón sería resguardados para bien por aquél que me amó primero: Jesús. Considero que su amor es un bien que supera lo demás.

¿Qué es una educación pertinente y permanente? Aplicándolo a la sexualidad


Leemos en el numeral 2339 del catecismo:

La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ella y se hace desgraciado. La dignidad del hombre requiere, en efecto, que actúe según una elección consciente y libre, es decir, movido e inducido personalmente desde dentro y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa.